Si por una parte es cierto que desde la ventana de un café se puede ver pasar la vida de una ciudad, también lo es que esa visión va a ser siempre distinta, según donde estemos, Quizás por eso en mis viajes siempre reservo un tiempo para visitarlos y, convenientemente instalado detrás de mi taza de té, café o lo que fuere, contemplar el mundo en calma y con comodidad.