A estado lloviendo en los últimos dos días y eso solo ha bastado para que Piriápolis haya asumido un aire invernal, o al menos intensamente otoñal, que no corresponde al final del verano. Hoy, al atardecer, la rambla, habitualmente poblada de paseantes locales y de los otros, lucía vacía, ideal para tomar fotografías sin que nadie se metiese en el recuadro de la cámara sin avisar.