miércoles, 2 de febrero de 2022

El atardecer de las almas

Esta tarde tenía un rato libre y fui a visitar a mi viejo amigo Caronte, que tiene un trabajo de barquero en el rio Estigia (link), justo frente al parque hotel y más conocido como la Playa Ramírez. Se ocupa de cruzar a los muertos al Hades, que queda precisamente del otro lado, aunque no sé por qué motivo desde la orilla de este lado no se alcanza a ver. No lo encontré y me dijeron que estaba de paro: parece que lo había mordido un perro que cuida la entrada del mundo de los muertos, el perro Cerbero, creo que lo llaman. Can Cerbero también. En protesta por lo que calificó como una agresión injustificada de corte fascista, entró en huelga de remos caídos hasta que se tomen medidas contra al abusivo pichicho. Mientras tanto, las desoladas almas de los difuntos, varadas como pasajeros en día de huelga de Cutcsa, aguardaban desolados a que se solucionase el conflicto, metidas en el agua hasta los tobillos y mirando  hacia el poniente, quejándose de que en este país ni morirse en paz puede uno, que siempre hay algo que sale mal.