sábado, 10 de octubre de 2020
Censura gris
Una lluvia fastidiosa e inusualmente húmeda, o al menos asi la sentía yo, caía, verticalmente, claro, sobre la ciudad deprimentemente gris. A un lado de los demás puestos de la feria, arrinconada contra una pared (también gris), una mesa con libros usados exhibía en forma descarada la última hazaña represiva de las (grises) autoridades; la censura a los libros. Estos estaban cubiertos por un nylon barato (gris claro) para ocultarlos a la vista de los incautos e influenciables ciudadanos y dos ventanas enrejadas como celdas en la pared gris, insinuaban obvias (y más bien desagradables) posibilidades futuras para los eventuales lectores-infractores. Garúa, ciudad deprimente, censura con amenazas, una verdadera tarde gris de tango (link).