sábado, 30 de mayo de 2020

Un viaje a la India-28


Nepal-3


Salgo temprano para Bhaktapur en un minubus más confortable y veloz de lo que esperaba y llego poco después de las nueve. Se tomó unos 45 minutos para recorrer 15 kilómetros, parece un ómnibus de Montevideo. La pequeña ciudad me sorprende, parece sumida en el medioevo. A esa hora las hordas de turistas aún no se han hecho presentes y està todo muy calmo, con niños y adolescentes yendo a clase enfundados en sus uniformes al estilo inglés, contrastando con las vestiduras del resto de la gente que se desplaza en medio de decenas de templos, templitos y templetes. Saco varios rollos de fotos y me quedo con la impresión de que da para mucho más. Almuerzo correctamente en un restaurante que se llama "Marco Polo", en una esquina de la Durbar Square, con vista a los enormes elefantes de piedra de la entrada de un templo vecino y a la plaza rodeada de otros templos bañada por el sol, una maravilla. Me voy alrdedor de las cinco de la tarde y esta vez el retorno a Kathmandú se hace lento, es la hora pico y la estrecha carretera está muy congestionada. Al llegar ya es de noche, las avenidas están colmadas de gente que retorna a sus casas y en las veredas oscuras los vendedores ofrecen sus productos, para verlos hay que tener ojos de gato. Algunos, que venden pescado frito, tienen encendidos unos candiles. Reina la animación. Paso un momento por el hotel a refrescarme y a dejar un poco de equipo y salgo a comer algo y a dar una vuelta yo también.