martes, 18 de febrero de 2020

Fragmentado


Salía del café con un par de amigos y apenas vi, teñida de amarillo por la luz del atardecer, la familiar silueta del Salvo, de inmediato noté algo raro. Al cabo de un momento me di cuenta de que al característico edificio digno de Ciudad Gótica le faltaba la parte superior. Pero tras un momento de pánico la vi sobre la vereda y eso me tranquilizó, pues era obvio que apenas se había desprendido un rato del cuerpo del edificio para darse una vuelta por el barrio. Uno no gana para sustos...