Nada de bobear con celulares como autistas, aquí los niños juegan en
grupos en las plazas o en la calle, a la pelota o a lo que sea, y no parecen
para nada estar aburridos. Son como éramos nosotros antes de que las
pantallitas desembarcaran y arremetieran contra todos, aislándonos de los demás seres humanos.