Hace unas cuantas décadas, el carnaval del Uruguay gozó de cierto prestigio fuera de fronteras. Actualmente es, pese a los esfuerzos de muchos esforzados participantes, algo que quiere y no puede ser. El desfile de las escolas do samba, de reciente incorporación a la fiesta, recuerda vagamente al carnaval de Rio, del que toma inspiración, pero muy vagamente, al menos para los que hemos presenciado en vivo algunas veces el carnaval carioca. Qué le vamos a hacer, después de todo el Uruguay sería, según Real de Azúa, una sociedad amortiguadora.