Esta escena, que los surrealistas habrían disfrutado mucho, tomada hace un par de días en un comercio de Montevideo no fue armada, estaba así cuando la dscubrí y, según me dijeron, tampoco los empleados la habían preparado como parte de la decoración. Me recordó a Lautréamont y su célebre frase "
El encuentro fortuito de un paraguas y una máquina de coser en una mesa de disección". El surrealismo no ha muerto, vive y camina entre nosotros todos los días.