sábado, 3 de diciembre de 2016

Sugerente


Daban ganas de echarse en esas sillas plegables a disfrutar del tibio sol otoñal, aunque me temo que respecto a los ehapuzones refrescantes cada poco rato quedaría para otra vez; en octubre, por benigno que se haya presentado el otoño, el Cantábrico seguramente está siempre un poco más que fresquito.