domingo, 8 de mayo de 2016

Hugo Fattoruso

Pidió prestado el acordeón, hizo un comentario acerca de que era igual al suyo, pero que tenía las teclas separadas a otra distancia una de otra y a continuación atacó un animado forrô que me complicó un poco la toma de las fotos, porque las piernas se me independizaron y pasaron a seguir el endiablado ritmo de la música por su cuenta, con lo que me costaba mantener quieto el resto del cuerpo.