sábado, 5 de septiembre de 2015
Monacal
Cuando lo vi, creí estar alucinando. ¿Un monje en el pequeño estudio de grabación de sonido en el desk? Me pareció demasiado, aún para la agencia. Tras tomar la foto, quería ver si salía o era yo nomás que desvariaba, me acerqué en puntillas y finalmente descubrí de qué iba la cosa. Mi compañero Leo, caribeño y venezolano él, obligado por el exceso de aire acondicionado, se había encapuchado él solito para abrigarse las orejas, apenas eso.