miércoles, 5 de marzo de 2014

Contra las tentaciones

Por supuesto que si uno ha pecado mucho siempre le queda el camino del arrepentimiento y la penitencia. Con un buen acto de contrición, aunque no medie un cura confesor, es posible acceder al paraíso igual. En vez de irse derechito al infierno, el alma pasa un tiempito por el purgatorio, y digamos que en unos catorce mil millones de años ha purgado su culpa y puede subir al cielo tan campante. Flor de negocio, como quién dice.