viernes, 24 de mayo de 2013

Estudioso


Mientras esperaba el aluvión de viejitas y demás fieles desesperados por confesar sus pecados antes de que el Ángel de la Muerte los tocase con su espada de fuego y despertasen en el Infierno, el padre, en la soledad de su cabina perdonatoria, estudiaba una vez más el manual, con ejemplar devoción.