viernes, 3 de mayo de 2013

Entrevista

Era un paisaje bidimensional, chato y sin gracia, consistente apenas en un anodino campo verde y sin relieve en el que destacaba únicamente la silueta de un ombú solitario recortada sobre un cielo desposeído de nubes. Sin embargo, aguzando la mirada y la imaginación, también era posible descubrir, apenas develada pero allí atrás, las formas de una hermosa ciudad de altas y aguzadas torres que tocaban el cielo, por cuyas calles transitaban, felices, sus amables y hospitalarios pobladores. Algo así como una Shangri-la criolla. La cámara lo ve todo, como un Tercer Ojo.