Se fue el presidente Chávez, el "comandante", en un desafortunado mutis prematuro, pues tenía apenas 58 años. Fue un personaje controvertido; era amado y odiado, respetado y vituperado y sumamente mediático. Mis propios sentimientos hacia él siempre fueron encontrados, pero hay que reconocer que, gustara o no, para despertar tanta devoción entre sus seguidores, algo bueno (quizás muy bueno) debe de haber hecho ¿no?
Tras su muerte se sucedieron las manifestaciones de pesar y los homenajes en muchos lugares de latinoamérica. En Montevideo una marcha de cientos o miles de simpatizantes recorrió las calles del centro enarbolando banderas rojas, rojinegras, uruguayas y venezolanas para honrar su memoria. Pasaron frente al desk y mientras mi compañero Pablo corría a fotografiar la columna de cerca (está en la foto, al frente), yo disparaba mi cámara desde arriba.
Ahora que se ha ido queda esperar a ver qué ocurre en Venezuela y en el resto de los países de la región, pero pase lo que pase, de lo que estoy seguro es de que el mundo sin el Comandante ya no va a ser el mismo.