Sigue el viento, arrogante ,negándonos el derecho a sumergirnos en las benévolas aguas de marzo a las que les cantara el inmortal Tom Jobim. Ya que o podemos bañarnos en la playa, algunos emprendedores pescan. Sin embargo, el tumultuoso mar parece que no le gusta que lo contradigan y toma represalias. Temo por el dueño de la caña de pescar. ¿Habrá sido secuestrado por nereidas y/o tritones?