domingo, 13 de enero de 2013

Pesadilla

Exhausto tras haber escapado infinidad de veces a ser atropellado al intentar cruzar las congestionadas y caóticas calles de la ciudad, el hombre se recostó en un banco de concreto en una placita a descansar unos momentos y se quedó dormido. Y mientras estaba ausente, viajando por el mundo de los sueños, malévolas motocicletas, motonetas y bicicletas aprovecharon la oportunidad para rodearlo. No bien despertase, atacarían. Estaba perdido.