miércoles, 19 de diciembre de 2012

Navideño

Hace días que está allí, instalado en su sillita de playa, engalanado con unas guirnaldas absurdas y ofreciendo la música de su saxo por unos pesos. Toca de a ratos y lo hace pobremente; uno no pretende ver a Jackie Mclean o a Coltrane en la esquina frente a la Intendencia, pero este hombre es flojo y además, su standard es nada menos que La pantera rosa, que toca una y otra vez, siempre igual, siempre mal. Pero la gente que pasa a su lado está aquejada de la fiebre consumista pre-navideña y no se fija en esos detalles, aunque tampoco le deja un centavo, debo aclarar. Y todos felices.