viernes, 19 de octubre de 2012

Asiladas

Estuve un rato oteando el horizonte desde la ventana de la oficina, buscando las nubes y nada...el cielo estaba límpido y sin trazas de ellas. De pronto miré hacia mi izquierda y las descubrí: las muy taimadas se habían refugiado, junto con un pedacito de cielo cómplice, en el edificio de al lado.