domingo, 24 de julio de 2011
Zelmar II
Conocí a Michelini en 1971 durante la campaña electoral del Frente Amplio. Muy simpático, siempre me pedía que le transmitiese sus saludos a mi padre, a quien conocía personalmente. Tenía una personalidad avasallante y pronunciaba largos discursos inflamados a una velocidad de vértigo. Daba permanentemente muestras de poseer una inteligencia excepcional, pero a pesar de ese "defecto" era muy querido por todos. En esta ocasión probablemente desperdiciaba sus dotes oratorias en el casi despoblado y más bién indiferente pueblo de Tranqueras, en el norte del país, pero como siempre, lo hacía con elegancia y brillantez.