miércoles, 22 de diciembre de 2010

El tigre

Atravesaba cautelosamente el arrozal hacia las viviendas, cámara en mano, en procura de algo que fotografiar, cuando de pronto, con un salto impresionante, el tigre se plantó frente a mí, impidiéndome el paso.
Roar!" -dijo con estudiada elocuencia, y ante ese inesperado desborde de bestialidad, me di por perdido.
El felino se acercó más con las fauces entreabiertas -no sé si para que le viese los largos colmillos o si sonreía- y cuando yo ya esperaba el salto final, me espetó, envuelta en su fétido hálito de fiera carnicera, la temida frase: "Taxi, Sir? I can take you everywhere!"
Recuerden mi consejo: nunca se adentren por un arrozal en Bali sin la compañía de un buen guía; pueden tener encuentros desagradables.