sábado, 16 de octubre de 2010

Mineros

En los últimos dos meses y medio he estado ocupado, como gran parte de los periodistas de todo el mundo, con la odisea y exitoso rescate de los trabajadores de la mina San José, cerca de Copiapó, en Chile. Durante ese tiempo recordé frecuentemente mi visita, en 1989, a la mina cooperativa Pailaviqui, en Potosí, Bolivia, mucho más pequeña, pero a más de 4.000 metros de altitud. En determinado momento, por descuido mío, mi guía y yo quedamos sumidos en la más completa oscuridad en uno de los túneles, esperando durante un momento -que se hizo largo- a que viniese alguien a auxiliarnos. Fue durante el horario normal de trabajo y a los pocos minutos un grupo de mineros vino a nuestro encuentro y con ellos volvió la luz. Pero aún recuerdo la desagradable sensación de estar metido en el fondo de la tierra, en medio del Cerro Rico, envuelto en tinieblas impenetrables, aunque no fue más que durante un lapso muy breve.