lunes, 20 de septiembre de 2010

Coqueto

A medida que iba cayendo la noche, el baile se iba poniendo cada vez mejor. Elegantemente vestido con saco, camisa y corbata y luciendo un sombrero -un "chambergo- como los de antaño, el bailarín comenzó a aprontarse mentalmente para salir a darle a los demás una demostración de lo que podía hacer un tanguero de ley con sus piernas sobre una pista de baile, aunque ésta estuviese en medio de la plaza. ¿Acaso los primeros tangos no se bailaban en pisos de tierra? Bueno, en fin, también se bailaban entre hombres, pero es mejor dejar eso de lado...
Del bolsillo superior de su saco extrajo un juvenil peine verde y se acomodó la patilla con disimulo. Estaba pronto para la fiesta.