lunes, 12 de julio de 2010

Familiar

Se acabó, o casi, esta noche retornan los campeones y mañana se les rendirá un merecido homenaje. Bueno, no salieron campeones, pero estuvieron muy bien, jugaron con gran espíritu deportivo y brindaron excelentes y escalofriantes partidos (que conste que no soy aficionado al fútbol), que es lo que realmente importa o debería importar. Es decir, se comportaron como verdaderos deportistas hasta el final.
Pero ahora caigo en que ya no voy a poder asomarme a la ventana del desk y contemplar el inusual espectáculo que ofrece una multitud abigarrada vitoreando a una pantalla gigante al atardecer, ni tener bien a mano, con sólo bajar por el ascensor y salir a la calle, tema suficiente para mantener ocupada a mi siempre ávida cámara.
Creo que hasta yo voy a terminar extrañando el Mundial...