miércoles, 23 de junio de 2010

Indiferencia

Ayer al mediodía, tras la victoria futbolera de Uruguay sobre México, súbitamente el sol pareció brillar más, elevando la temperatura ambiente e invitando a los fanáticos a manifestar su alegría por diversos lugares de la ciudad. Uno de esos centros de congregación festejatoria fue la Plaza del Entrevero, adonde mis amigos los vagabundos, residentes casi permanentes de ese espacio público, se vieron rodeados de gente que gritaba y se agitaba como presa del mal de San Vito, agitando banderas. Con una dignidad propia de lordes ingleses, permanecieron en su banco aparentando calma y mesura, probablemente ayudados a mantenerse indiferentes por la previa libación de su dosis diaria medicinal de alcohol rectificado, comprado en alguna farmacia de la zona y cuya botella vacía yacía ante sus pies, como un cadáver derrotado por la muerte.