
Tras excusarme ante el Pepe y sus acompañantes por la intempestiva aparición, les pregunté si les molestaría que los fotografiase. Uno de stos últimos esbozó una tímida protesta: "Es que estamos almorzando...", pero Mujica, más ducho y desde hace mucho tiempo definitivamente resignado a su popularidad, accedió con un "...Déle nomás".
Al retirarme, un minuto después, con mis imágenes, volví a disculparme por interrumpirlos, creo que el almuerzo es sagrado y además detesto los paparazzis, diciéndoles que me parecía importante mostrar cómo el presidente de un país anda por la calle como cualquier ciudadano, etc.
¨¡Vaya y dígale al mundo que somos diferentes!, dijo Mujica y eso hice, precisamente, la foto ya está recorriendo otras comarcas.