martes, 16 de marzo de 2010

Distintos

Ayer al mediodía nos avisaron que el presidente Mujica estaba almorzando tranquilamente en un bar a la vuelta de la agencia, así que bajé apresuradamente a tomarle una foto. No es frecuente, al menos no en los últimos años, que los presidentes anden por ahí como cualquiera de nosotros, sin escolta ni séquito.
Tras excusarme ante el Pepe y sus acompañantes por la intempestiva aparición, les pregunté si les molestaría que los fotografiase. Uno de stos últimos esbozó una tímida protesta: "Es que estamos almorzando...", pero Mujica, más ducho y desde hace mucho tiempo definitivamente resignado a su popularidad, accedió con un "...Déle nomás".
Al retirarme, un minuto después, con mis imágenes, volví a disculparme por interrumpirlos, creo que el almuerzo es sagrado y además detesto los paparazzis, diciéndoles que me parecía importante mostrar cómo el presidente de un país anda por la calle como cualquier ciudadano, etc.
¨¡Vaya y dígale al mundo que somos diferentes!, dijo Mujica y eso hice, precisamente, la foto ya está recorriendo otras comarcas.