domingo, 20 de diciembre de 2009

La salamandra

Ya no llueve y la temperatura ha descendido algunos grados, lo suficiente para que se sienta más agradable.
Estaba recordando a Calcuta durante los monzones: ésas sí que son lluvias, cae tanta agua que parece que la ciudad va a quedar permanentemente sumergida.
Desde la ventana de mi baño en el hotel, la salamandra y yo podíamos ver la ciudad puesta a remojo, era el diluvio anual, imprescindible para las cosechas , pero que invariablemete llega acompañado de desgracias y muerte, el ciclo eterno de creación y destrucción, la obra de Shiva.