sábado, 14 de noviembre de 2009

Intersecciones

A primera vista parece obvio que el mundo artístico y refinado de la casa de antigüedades y el de ese hombre apenas acompañado por un perro de aspecto tan triste como él, no se tocan, como si fuesen los compartimientos estancos de un barco.
Pero sí lo hacen, se superponen, apenas, en el umbral adonde él está sentado, aunque es como si no lo hiciesen, continúan perteneciedo a universos paralelos.
Muchas veces, de una manera menos evidente pero igualmente dramática, nuestros respectivos universos personales, familiares o sociales, parecen navegar en paralelo y en otra dirección de los de quienes nos rodean. Permanecemos incomunicados, incluso negándonos a pulsar el botón que envíe una señal para iniciar el contacto, mutuamente imcomprensibles, con obstinación.