miércoles, 14 de octubre de 2009

Incendio en Castro

Era mi último día en Castro, en el archipiélago de Chiloé, al sur de Chile. Llegué al lugar del desastre, frente al puerto, atraído por la densa columna de humo que se podía ver desde lejos. Allí reinaba una gran confusión, varias casas estaban en llamas y sus ocupantes trataban con desesperación de rescatar sus pertenencias, mientras los bomberos voluntarios trataban frenéticamente de dominar el fuego y evitar su propagación a las viviendas vecinas. Las construcciones en la zona, como en gran parte de Chile, utilizan abundante madera, fundamentalmente a causa de los terremotos, lo que las torna muy inflamables y el riesgo de que el incendio se extendiese arrasando manzanas enteras, como ya había ocurrido antes, era grande. Finalmente el fuego pudo ser controlado, no sin haber antes destruido varias casas. Cuando llegué a Santiago llamé al diario El Mercurio para ofrecerles las fotografías, pero me dijeron que no les interesaban porque eran en blanco y negro.