martes, 4 de agosto de 2009

Parada técnica 2

Nadie diría a priori que tras un aspecto tan modoso -cabellos blancos, sencillo abrigo oscuro y bolsitas de compra que se adivinan, más que perciben, en sus manos- se esconden deseos inconfesables, infiernos de pasión que remiten a la cada vez más lejana juventud, indescriptibles, aunque deliciosas formas de los pecados de la carne...
¿O será acaso simple curiosidad la que hizo detenerse a la señora a mirar el llamativo despliegue de bíceps, tríceps, cuádriceps y demás "ceps" viriles, arrogantemente exhibidos en la cartelera cinematográfica, cuando iba apenas de camino al almacén?
También es bien posible que todo lo anterior sea incorrecto y ella simplemente esté admirando la forma en que su tierno nietecillo ha desarrollado su musculatura, habilidad que lo ha llevado al estrellato y a la fama, al punto de aparecer en los afiches de las películas como si de veras supiese actuar.
Las posibilidades son infinitas, todo puede pasar en esa dimensión, si bien no totalmente desconocida, al menos bastante complicada, que es la cabeza del ser humano.