martes, 11 de agosto de 2009

El rio

La tarde pasa lentamente, como las turbias aguas del rio sagrado que lame las orillas de Varanasi desde hace más tiempo que el que podemos concebir sin tener que pasar a manejar meras cifras.
Tendido cómodamente bajo la protección de su sombrilla, el hombre lo ve correr, o quizás no lo está viendo sino que su mirada se pierde a lo lejos.
Así pasa la vida, lenta pero inexorablemente y puede ser que ese hombre sea un sabio que ha descubierto que no vale la pena afanarse, que todo da igual y que la vida es como un rio que fluye, simplemente, y que se va para no volver.
A orillas del Ganges la gente nace, vive y muere feliz de poder bañarse en sus aguas y en ciertas épocas del año los amaneceres son tan maravillosos que cuando uno los ve comprende que ya no puede esperar nada mejor.