El jueves pasado fui al Museo Nacional de Artes Visuales a asistir a la ceremonia de cambio de autoridades. Mientras fotografiaba, en el centro de una especie de embudo visual, al director saliente, Enrique Aguerre, enmarcado por las figuras de un grupo de amigos comunes, pude registrar una de las tantas ocasiones en las que la vida imita al arte, pues generalmente se da al revés, según dicen. Sin darse cuenta, supongo, mi amigo el fotógrafo Oscar Bonilla remeda el ademán un tanto inusual del personaje del cuadro que está al fondo, Retrato de Luis E.Pombo, de Guillermo Laborde (link). Indudablemente, en ocasiones la cámara ve más que quien la opera, como en ocurría en la película Teorema (link).
lunes, 1 de septiembre de 2025
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