lunes, 22 de marzo de 2021

Asolada por la peste, la ciudad comienza a adquirir un aspecto irreal, como si sus pobladores la hubiesen abandonado a las prisas, dejando detrás de sí puertas y ventanas abiertas de par en par.  Mientras recorro sus calles desiertas, poco a poco comienzo sentir como si me fuera desvaneciendo en el aire y mi cuerpo se volviese cada vez más etéreo, como un fantasma. A eso le llaman "fantasmogénesis", tengo entendido.