Inmóviles

Esos gatitos que jugaban asomados a la ventana me parecieron muy graciosos y decidí fotografiarlos cuando cambiasen de posición. Media hora después, viendo que no se movían, decidí irme a otra parte. Estos gatos portugueses son demasiado tranquilos.

Intrigado

Sospecho que el ajedrecista estaba tratando de descubrir cuáles eran esas dos piezas decapitadas que tenía delante. ¡Como si el juego no fuese ya bastante complicado, encima eso!

Sensualidad

Mi cámara no podía ser inmune a los encantos de la mujer portuguesa, así que aquí va esta muestra de sensualidad y refinamiento.

Internet

En el trabajo somos muy fashion, nos exigen vestir de manera acorde al alto nivel de desempeño que usualmente tenemos. Bon genre, bon chic.

Violento

No hay caso, hace menos de una semana que regresé de Portugal y ya me topo con una escena macabra, nada menos que un descuartizamiento, a poca distancia de la agencia, en pleno centro. ¡Qué país tan violento!

Decoración zen

Al fondo de ese pequeño callejón en un barrio alto de Lisboa, no recuerdo con precisión exactamente cuál, descubrí esta escultura zen, maravillosa en su simplicidad.

Desestresados

Los lisboetas no parecen estar muy estresados, una muestra de ello puede darla esta imagen tomada en el metro hace unos pocos días atrás.

Tradicional

Muy elegante, si no discreto, este estudiante universitario pasean do con su novia por las calles de la ciudad ataviado con la tradicional toga estudiantil..

Creatividad

Muy creativos estos artistas de Coimbra; esta instalación, ubicada en un a pequeña calleja de la parte medieval de la ciudad realmente se parece mucho a una simple cuerda de ropa puesta a secar, admirable, realmente...

Burdo

No hay caso, parecería como si los seres humanos, en vez de aprender, olvidamos, si no, basta ver esos dos patéticos intentos de imitar las bellas columnas del templo en ruinas. Una vergüenza.

Republicano

Ya había caído la noche y desde la calle, algo más elevada, pude fisgonear hacia el interior de una residencia estudiantil -una "república", como les dicen aquí en Coimbra, donde sus miembros parecen haberse entregado con coraje a la muerte, según rezan algunas inscripciones aquí y allá. Pero no se trata de la muerte por las ideas, o los principios, ni siquiera la revolución, eso está démodé, sino de la muerte por alcoholismo, ¡cómo toman esos muchachos!

Allá a lo alto

Allá arriba en el cielo, muy por encima de la torre de la iglesia y de las viejas casas de Porto, vi pasar un ángel, dejando una larga estela de algodón a su paso. Supongo que nos vería como granitos de arena dispersos en el paisaje de la ciudad.

Confundido

Por un instante quedé confundido, el arriba y el abajo, por dónde continuar mi camino. Pero enseguida me repuse y cobrando valor me lancé hacia la vorágine de líneas que ya estaban comenzando a devorar un automóvil y amenazaban con hacer lo mismo conmigo.

Peligro

Como es una ciudad prácticamente marítima, aunque se halla a orillas del río Douro, Porto es sobrevolada permanentemente por alegres gaviotas que, demostrando singular astucia, permanecen en las proximidades de alguno de los numerosos  restaurantes, en los cuales siempre hay pescado en el menú. Pero existen peligros. Alertada por las antenas de vigilancia, el águila de la foto se aprestaba a lanzarse sobre la gaviota, más para asustarla que para comérsela. Las águilas no aprecian mucho la carne con sabor a pescado.

Conceptual

Porto está llena de artistas. Para muestra de ello, basta este botón, una brillante obre de arte conceptual con la que casi tropecé mientras miraba los bellos techos de las viejas casas y que me sorprendió al punto de que de inmediato ofrecí adquirirla. Creo que hay que ayudar siempre a los artistas que demuestran tal creatividad.

Desubicado

Hay desubicados en todas partes, ¿me quieren decir qué estaba haciendo ese rojo en medio de esa escena tan azul? Molestar, nada más.

Diferencias

En Lisboa hay grafiteros, cómo no, algunos muy buenos, otros, no tanto. Pero una cosa que los diferencia de sus colegas uruguayos es que acá (en Lisboa) se respeta todo aquello que no debe ser ensuciado. Sobra el espacio, no es necesario manchar paredes recién pintadas, ni monumentos, ni nada que pertenezca al patrimonio común. Es una de las tantas cosas que creo que marcan la diferencia entre la civilización y la barbarie.

Un lector en el metro

El metro es un lugar muy adecuado para leer; hay buena luz y se sacude poco. 

Alarmante

He visto por varios lugares carteles promocionando una próxima repavimentación de Lisboa. Confío en que no alcance la as calles empedradas, los adoquines podrán no ser muy prácticos, pero son muy hermosos.

Amenaza

Me acabo de enterar de que una siniestra amenaza se cierne sobre la ciudad: odiosos monstruos abisales se disponen a vengarse de lo comensales de los restaurantes portugueses, habituados, como es sabido, al sabor de pescados y mariscos.

Como una isla

Un caballero de aspecto oriental enfrascado en la lectura de su libro -me gustaría saber cuál- en medio de la muchedumbre consumista del shopping, exhibiendo una magnífica indiferencia por todo lo que no estuviese contenido en esas páginas.

Vestidos para la ocasión

Estoy alojado en un hotel situado frente a una universidad y todos los días, haga la temperatura que haga, veo jóvenes vestidos con sus togas negras de paño. ¡Por suerte cuando yo fui a la universidad no me obligaban a ponerme ropa tan inadecuada para la estación!

Asomado

Los lisboetas suelen asomarse a las ventanas para contemplar el exterior con toda calma, muchas veces asumiendo una postura de total inmovilidad, casi como estatuas.

Generosos

Naturalmente no todos los visitantes tienen tan desarrollado el narcisismo; algunos les toman fotos a sus acompañantes y/o se disponen en equilibrados grupos para que sean otros los que les tomen las fotografías.

Autorreferencial

En las márgenes del rio Tejo es dado ver abundancia de turistas que acuden a ver la puesta de sol. Munidos de sus cámaras y/o celulares toman infinidad de fotografías, tanto del paisaje como de aquello que algunos consideran lo más hermoso y merecedor de admiración: ellos mismos

Acompañados

Al llegar a Lisboa hice un descubrimiento: aquí, por alguna razón que se me escapa, los colores prefieren andar de a dos o más, como es el caso de esos dos alegres rojos que andaban de paseo a la vuelta del hotel.