La gigantesca aeronave se deslizaba velozmente por el suelo y más atrás y por encima de ella, una hermosa casita con techo de tejas de dos aguas que se recortaba contra el cielo, parecía espiarla. Como rezaba una famosa canción de Paco Ibáñez, "
Todas esas cosas había una vez / cuando yo miraba el mundo al revés".