Cuando pasé por Chengdu, en 2004, estaban tirando abajo barrios enteros para construir nuevos edificios. Buscando vecindarios más tradicionales (si hubiese querido ver construcciones modernas hubiese ido a Houston, por ejemplo) me encontré a estos vecinos jugando al ajedrez y tomando té, mientras las únicas que trabajaban en la vuelta eran las mujeres (¡
que para eso están, tío, joder! -me habría dicho un viejo y querido amigo español).